BHAKTI YOGA en el Método Rudra Samata
El Bhakti Yoga utiliza las emociones como vehículo para la auto-perfección. Desde el punto de vista del Método Rudra Samata la emoción es una alteración del flujo normal de la energía.
La emoción como tal no existe en sí misma, no la podemos conocer. La razón es sencilla, lo que llamamos emoción es un conjunto de reacciones físicas, mentales, energéticas y de conciencia que alteran nuestro funcionamiento normal. La alteración es provocada por la reacción a un estímulo ya bien sea externo o interno.
La Práctica:
El primer paso es la observación de la acción emoción sobre nuestro ser.
La primera cosa que observamos en cualquier emoción es que el nivel de conciencia baja de forma inversamente proporcional a la intensidad de la emoción ya bien sea positiva o negativa.
Para seguir con la imagen del agua, cuando la superficie está en calma podemos ver á través y vemos perfectamente el fondo. Sin embargo, en el momento que cae la piedra en la superficie y crea las ondas entonces ya no vemos correctamente el fondo, la visión está alterada. También puede crear efectos colaterales como remover el lodo etc.
De la misma manera cuando hay una alteración emocional en el ser no vemos la realidad correctamente, está alterada y crea también efectos colaterales, contracturas, dolores de cabeza etc. La filosofía china de los cinco elementos relaciona cada emoción con un órgano interno.
El estado de serenidad es el estado de ausencia de emociones. Sin embargo, hay que huir de la visión de un estado negativo, es por lo contrario un estado poderoso en el cual la acción es verdadera, un estado de claridad en el cual el entendimiento es verdadero. Es el estado normal, aunque pocas veces lo alcanzamos ya que nuestra vida está llena de estímulos, es el estado de Rudra Samata.
Para poder llegar a esta observación es necesario aprender a mirarse como si fuéramos otra persona. Si estamos en el medio de la emoción no podemos percibir la realidad de la Emoción.
Si profundizamos nuestra observación de las emociones nos daremos cuenta que todas las emociones son siempre positivas.
En efecto las emociones tienen siempre por objeto la reacción a un estimulo. Dos tipos de reacciones son posibles, o bien la protectora, que generalmente llamamos negativa, porque reacciona contra estímulos destructivos para nuestro ser o bien la atractiva que llamamos generalmente positiva porque reacciona frente a estimulo nutritivo para nuestro ser. Es un sistema automático que se pone en marcha y que llamamos emoción.
Entonces la emoción tiene siempre “una buena intención” hacia nosotros, la de protegernos.
El origen probable de la agresividad lo podemos encontrar en nuestros antepasados de las cavernas. En esos tiempos el hombre tenía que defenderse contra animales más fuertes y ágiles que él. Entonces desde su miedo se volvía agresivo, gritaba, gesticulaba, se enfurecía para ahuyentar a las fieras.
Era una forma fácil de superar la debilidad del hombre frente a la bestia. Y entonces era una reacción correcta y justificada.
En la naturaleza podemos observar este mismo fenómeno cuando un animal se siente agredido, acorralado, en peligro inmediatamente muestra una actitud agresiva para disuadir al agresor. Sin embargo, el fuerte no necesita esa actitud puede quedar tranquilo.
Entonces observamos que la agresividad empieza en el miedo; pero el miedo se origina en la debilidad. Siempre y cuando sea real esa debilidad, es justificada la reacción agresiva.
Pero la agresividad en el ser humano es una reacción instintiva y se genera frente a situaciones que no representan un peligro real para su integridad física, entonces ya no es justificada.
Cuando más débil me siento, más temores tengo y más agresivo soy.
Estudiemos lo a nivel puramente de peligro físico. Un hombre frente a una fiera se sentirá débil. Sin embargo, si tiene un cuchillo en la mano su sensación de debilidad será menor. Pero si tiene una escopeta en las manos su sensación de seguridad será casi total y podrá apuntar a la fiera tranquilamente.
Eso es evidentemente teórico y a nivel físico exclusivamente. Pero si el mismo hombre es interiormente débil, aún con la escopeta en las manos empezará a dudar, se preocupará, se preguntará si la escopeta está cargada, dudará de su puntería, se preguntará si la escopeta no se va a encasquillar, etc…
Entonces toda la seguridad que la situación material se esfumará frente a la inseguridad interior.
Para seguir con la imagen del agua, si tiramos una piedra al agua provocamos ondas, sin embargo, si tiramos la misma piedra contra una roca, no se inmutará, no podremos observar ninguna reacción.
Podemos entonces sacar una conclusión, el procedimiento del Bhakti Yoga en nuestra escuela debe ser un fortalecimiento interior. Con ese fortalecimiento se hace innecesarias las emociones y entonces surge un flujo de emoción verdadera sin fin que en sánscrito se llama Ananda.
En nuestra escuela llamamos ese estado Bhakti Rudra Samata, la armonía dinámica en el ser emocional.
A nivel práctico el trabajo debe empezar por la auto observación del funcionamiento de las emociones. Este trabajo es primordial para el paso siguiente.
Hay que empezar por aceptar TODAS las emociones con agradecimiento y gratitud por estar a nuestro servicio. Tampoco se deben reprimir las emociones ya que después se acumulan energía que se tendrán que liberar.
Para las personas que han reprimido sus emociones a lo largo de la vida lo primero es aprender a expresarlas, aceptándolas con gratitud.
Una vez que conocemos el proceso de las emociones por experiencia propia, debemos trabajar para fortalecer nuestro interior de forma que las emociones se vuelvan a cada vez menos necesarias.
El método tradicional e la fe. Todos los sistemas utilizan la fe, en un objeto, una figura, un símbolo, un amuleto etc… El Bhakti Yoga tradicional utiliza la fe en Dios.
Sin embargo, si observamos detenidamente este proceso vemos que necesitamos la fe porque somos débiles. El mismo concepto de Dios fue creado por el hombre para darse seguridad a través de la Fe. Ante la duda, el miedo, la inseguridad buscamos refugio en algo superior, lo cual nos da la sensación de estar protegidos. Pero cuando todo va bien generalmente nos olvidamos de la fe y de Dios, o por lo menos lo relegamos a un segundo plano, lo cual es normal ya que no lo necesitamos.
En el Yoga Rudra Samata, aprendemos a fortalecernos sin ayuda de ningún subterfugio. Trabajando desde nosotros mismos. La comprensión de nuestro funcionamiento y la aceptación iniciaran este proceso.
En una segunda fase aprenderemos a conocer a los otros a partir del conocimiento adquirido, y así aceptarles y respetarles sin temores. Al conocer todos los procesos de funcionamiento interno perdemos muchos miedos que se deben a falsas percepciones (Maya en sánscrito). Aprendemos a movernos con eficacia en las diversas situaciones de la vida y aceptar las dificultades cotidianas como un reto para perfeccionarse.
En la tercera fase aprendemos a entrar profundamente en nuestro interior, aumentado el nivel de conciencia, liberando así miedos escondidos. Aprendemos a contactar con nuestro centro, por debajo de todos nuestros miedos, alegrías, energías, cuerpo, mente, y desde allí estamos seguros porque nada nos puede afectar porque vemos y desenmascaramos inmediatamente cualquier falsedad en nuestro ser. Y desde ahí irradiamos la verdadera emoción.
Sin embargo, los tres procesos pueden llevarse a cabo al mismo tiempo progresivamente. Son procesos que no tienen fin siempre descubrimos algo nuevo, perfeccionamos más y más, entramos en el misterio sin fin de nuestro ser y de su funcionamiento, y en el proceso del auto perfeccionamiento permanente.
Maestro Miguel BORDERA
Director Fundador de la Escuela Rudra Samata.
Escuela de Yoga Rudra Samata.